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"La música académica abre puertas a la Historia, nos acerca a otras culturas y a persona de diferentes medios socio-económicos." |
ESTE BLOG FUE CREADO PARA QUE LOS PROFESIONALES URUGUAYOS DEDICADOS A LA MÚSICA CLÁSICA SE INFORMEN, Y TAMBIÉN PARA QUE EXPRESEN OPINIONES E INTERCAMBIEN IDEAS A TRAVÉS DE COMENTARIOS ACERCA DE PROBLEMAS DE ACTUALIDAD QUE AQUÍ SE DESCRIBEN.
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sábado, 27 de junio de 2015
El Uruguay: un mate bien amargo.
Hace días que vengo pensando y pensando sobre los problemas de la orquesta del Sodre. Me gustaría transmitirles mis reflexiones.
domingo, 21 de junio de 2015
UNA HISTORIA INEXPLICABLE
Nuestra historia musical
demuestra la importancia de la música clásica en la vida cultural
uruguaya y, en ocasiones, a niveles extraordinariamente altos. Por
ejemplo, en 1940 se trasmitió a través de las radioemisoras del
SODRE, incluso las de onda corta, una serie de conciertos dirigidos
por Arturo
Toscanini desde
el Estudio Auditorio. A eso se agrega una
lista impresionante de visitantes ilustres como Igor Stravinsky, Ottorino
Respighi, Heitor Villa-Lobos, Manuel Ponce, Humberto Allende,
Godofredo Petrassi, Paul Hindemith, Aram Jachaturián, Aaron Copland,
William Walton, Camargo Guarnieri, Albert Wolf, Erich Kleiber, Fritz
Busch, Jascha Horenstein, Paul Paray, Clement Krauss, Herman
Scherchen, Víctor de Sabata, Sir Malcom Sargent, Arthur Rodzinsky,
Nicolai Malko, Paul Klecki, Witold Rowicki, Leopold Ludwig, Wilhelm
van Otterloo, Kiril Kondrashin, Jean Martinon, Enrique Jordá, Antal
Dorati, Howard Mitchel, Juan José Castro, y otros más que
definieron una época dorada.
No
debemos olvidar, sin embargo, que todo aquel período pasó por la
Segunda Guerra Mundial, y Uruguay obtuvo un beneficio artístico al
recibir aquí a muchos de aquellos huéspedes que buscaron
un refugio. Pero, después de la guerra, en 1953 Lamberto
Baldi reafirmó todavía una OSSODRE destinada a alcanzar el nivel más
alto de su trayectoria, llegándose a considerarla la mejor orquesta sinfónica de
Sudamérica y una de las mejores del mundo.
¿Sería muy caro reconstruir aquel grado de excelencia?
Cualquier
lector atento pensará que ahora, cuando está de moda la
famosa “austeridad” que pasa la tijera en la cultura antes que
nada, aquello sería inviable. Puede ser, y el argumento más a
mano sería que el cachet de “monstruos” como los de aquella
talla, hoy no se podrían pagar. Pero ¿alguien puede creer que varios de los espectáculos pop que el SODRE presentó en alguna temporada anterior, y los que
presentará en esta de 2015, acaso son baratos?
Ah,
claro – se podrá decir también – la cuestión es la taquilla,
buscar que no hayan espectáculos deficitarios. Pero véase lo que
también el propio SODRE dice al respecto en su página web:
“La OSSODRE ha tenido desde su nacimiento la
gran ventaja de no esclavizarse con la taquilla para sobrevivir. Como
organismo con rubros propios, pudo planificar su acción con vistas a
la cultura y nunca dependió del reclamo de sus abonados para
confeccionar sus programas. Esto dio a los primeros directores
espacios de audacia e imaginación, de exigencia estética y de
variedad estilística, que los organismos privados rara vez pueden
permitirse. Aunque esta independencia y variedad disminuyeron
bastante cuando se terminaron los directores estables, de todos modos
el nivel medio del repertorio sigue siendo más riguroso y mejor
dosificado que el de muchas orquestas famosas que tienen la
obligación de llenar las salas y de hacer el gusto a sus
protectores.”
Tal
como he señalado con insistencia en artículos anteriores, la
temporada de conciertos 2015 no sólo es paupérrima, sino que está llena de
contradicciones que apuntan más bien a estabilizarse que a buscarles solución. Se prejuzga que la música clásica es para una élite y que hay que "democratizar" el arte, como si el pueblo uruguayo fuera incapaz de apreciar otra cosa que lo que los medios difunden hasta el hartazgo. No hay duda, entonces, de que lo que se busca es la taquilla.
Y esto puede involucrar la calidad de los espectáculos.
En una situación tan dependiente, la cuestión de la evaluación de la calidad pasará, de ser un problema de gestión, a convertirse en un problema político que puede llegar a poner en riesgo la ruta inicialmente trazada hacia determinados objetivos. Ahí el desafío es para el Director Artístico, quien deberá reconocer cuáles son los elementos en el entorno que puedan plantear nuevas oportunidades o, por el contrario, nuevas amenazas a resolver. Deberá trabajar en conjunto, con el personal artístico y el Directorio, para trazar un curso de acciones hacia el futuro. Y éste, justamente éste, es el meollo de la situación de hoy.
Falta consenso.
Sería esencial establecer por parte del Consejo Directivo, en conjunto con la Gerencia General y los cuerpos estables, una política cultural delimitada a nivel de Estado. ¿Hace falta, para ello, una declaración de misión y visión que sea comunicada y compartida a través de todos los integrantes de la institución? Parecería que no, porque esa declaración está implícita en el contenido de la propia Ley de creación del SODRE. En aquella fuente es donde se debe buscar que cada miembro sea consciente de su responsabilidad en la consecución de los objetivos. La declaración de la misión y visión es un elemento clave para indicar cuál es el camino posible de recuperación del grado de excelencia que distinguió al SODRE en el pasado.
El Auditorio Adela Reta es un complejo de 25.000 m², con una sala principal de 2.000 localidades destinada a espectáculos líricos, sinfónicos y de ballet. Su foso puede albergar a más de 100 músicos, está organizado en tres módulos y cuenta con un sistema de elevación automatizado. El escenario, el más grande del país, tiene una altura libre de 27 metros y una boca de escena regulable que puede alcanzar 15,50 metros de ancho por 12 metros de alto. El complejo cuenta con una segunda sala, más pequeña, destinada a la música de cámara y repertorio experimental, con la flexibilidad técnica necesaria para que pueda ser transformada a conveniencia. Además, tiene modernas salas de ensayo, con un sector de talleres ubicados en tres niveles de doble altura, para la producción y realización de los montajes escénicos y la caracterización de los intérpretes. Por otra parte, cuenta con un anfiteatro, áreas para exposiciones y sectores de 'foyeres' y cafeterías. El edificio tiene características acústicas especiales en toda su construcción, especialmente el cubo interior que contiene el escenario y galerías. Se han invertido más de USD 100.000.000 hasta la finalización de las obras.
El Auditorio Adela Reta es un complejo de 25.000 m², con una sala principal de 2.000 localidades destinada a espectáculos líricos, sinfónicos y de ballet. Su foso puede albergar a más de 100 músicos, está organizado en tres módulos y cuenta con un sistema de elevación automatizado. El escenario, el más grande del país, tiene una altura libre de 27 metros y una boca de escena regulable que puede alcanzar 15,50 metros de ancho por 12 metros de alto. El complejo cuenta con una segunda sala, más pequeña, destinada a la música de cámara y repertorio experimental, con la flexibilidad técnica necesaria para que pueda ser transformada a conveniencia. Además, tiene modernas salas de ensayo, con un sector de talleres ubicados en tres niveles de doble altura, para la producción y realización de los montajes escénicos y la caracterización de los intérpretes. Por otra parte, cuenta con un anfiteatro, áreas para exposiciones y sectores de 'foyeres' y cafeterías. El edificio tiene características acústicas especiales en toda su construcción, especialmente el cubo interior que contiene el escenario y galerías. Se han invertido más de USD 100.000.000 hasta la finalización de las obras.
¿Para qué?
En 2012 Ariel Cazes explicaba muy bien para qué, en una entrevista televisada donde se refería también la respuesta del público. Vale la pena escuchar lo que decía en aquel año no tan lejano:Hay que decir también que a pesar de aquellas declaraciones, en cambio al inaugurarse la temporada 2015 con el “Concierto por la memoria”, Cazes decía a Montevideo Portal que "No se invirtieron más de 100 millones de dólares para que esto fuera para una élite de iluminados”. ¿Cuál será la “élite” que no merecería esa suma de dinero invertido? ¿Será la que deba conformarse con los poquísimos conciertos de la OSSODRE y la reducida programación de espectáculos de ballet, de ópera y de música de cámara? ¿No será un grave error considerar que el pueblo uruguayo es incapaz de disfrutar y comprender otra música que la que los medios le quieren imponer? Sin duda algo anda muy mal.
Y casi ni valdría la pena seguir reiterándolo, pues el problema ya es de conocimiento público. Pero, si volvemos de nuevo muy atrás en el tiempo hallamos hechos sorprendentes. Hay dos documentos que conviene conocer.
Primero: Lo decía Lauro Ayestarán.
Allá por 1935 nuestro eminente musicólogo, investigador incansable de las raíces de la música nacional, defensor de esas mismas raíces incluso populares (no confundir con lo que hoy la mass media difunde como "popular"), escribía:
“En 1931, la Ossodre realizaba 37 conciertos. En 1932, bajaba su númer a 29. En 1933, solamente 21. En el año pasado, 15. Y en la actual temporada a la que sólo quedan dos meses de actividad, 5 conciertos, uno de los cuales de carácter particular ofrecido al Presidente de Brasil."
(Fuente: Biblioteca Digital del Centro Nacional de Documentación Musical CDM).
Este es el documento original completo donde Ayestarán firma con el seudónimo “Ural” en “El Bien Público”, en fecha 30 de agosto de 1935. Nótese que el mismo documento también se refiere a "el desprecio hacia la producción americana". Esto hace pensar en algo muy desagradable, porque evidentemente hay una historia que se repite sin que haya alguna explicación clara. Es que la historia no termina ahí, hay más. La cita siguiente deja muy mal parado al Estado uruguayo, de ayer y de hoy, porque toca una característica de idiosincrasia.
Segundo: "El peso del destino".
La cita siguiente fue tomada directamente de lo que escribió Leonardo Scampini, El País Cultural Nº 570, 6 octubre 2000 titulado "Lauro Ayestarán - el peso del destino":"...Su renombre internacional (llegaba) a tal punto que continuamente recibía los llamados de Sociedades norteamericanas -rememora su hijo Ángel-para que se fuera a trabajar allá. Le decían: "Pero, mire, nosotros lo vamos a sentar y usted se va a dedicar a investigar y no va a tener problemas de dinero ni de nada", y en cada ocasión él les decía: "Yo trabajo en mi país y para mi país". Y si se hubiera ido, hubiera tenido un poco más de dinero y hubiera realizado una obra más grande que la que llegó a concretar".
Su vocación de servicio al país, se evidencia en el deseo de que su biblioteca musicológica, una de las más importantes de América, quedara en el Uruguay. Cuenta Ángel que "a las dos semanas de la muerte de mi padre, vino Stevenson de los Estados Unidos con un cheque de la Fundación Ford para llevarse la biblioteca. "Dígame usted el precio", dijo Stevenson, y a pesar de que habíamos quedado en la ruina económica y que ese dinero nos podía haber salvado, mi madre cumplió con la voluntad de Lauro y no la vendió. El Estado Uruguayo demoró ocho años en pagarla".
"Entre las colecciones que había dejado mi padre -agrega Ángel- estaba la de partituras con pie de imprenta uruguaya, es decir, todo lo que se había impreso en Uruguay de música uruguaya. Eran seis mil partituras, más manuscritos de músicos uruguayos como Fabini, Cluzeau Mortet y el original Himno Nacional de Debali. Esa colección mi madre se la ofreció tres veces al Estado y en todas las oportunidades se le contestó que no existía interés. Esa actitud le molestó tanto a mi madre que cuando la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos vino a comprarla, ella terminó vendiéndola. Y allá está la "Lauro Ayestarán Collection" perfectamente cuidada y guardada".
Cualquier "remiendo" que se haga a un hecho como éste, no haría más que demostrar una sola cosa: yendo hacia adelante y atrás no se llega a ninguna parte. Sea la Orquesta Sinfónica con sus glorias y altibajos, sean los cuerpos estables del SODRE, sea incluso la Filarmónica de Montevideo y aun el MEC y las instituciones oficiales y privadas de enseñanza musical, y los sistemas oficiales de radio y televisión, todo ello, en conjunto integra un organismo cultural enorme que no debe andar a la deriva. Digámoslo bien claro: no puede estar dependiendo de puntos de vista político-partidarios de turno. Al contrario, es necesario que haya una política de Estado.
Y que sea abierta al mundo y a siglos de historia del Arte.
GBZ
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