![Foto de Alberto Reyes.](https://fbcdn-sphotos-f-a.akamaihd.net/hphotos-ak-xap1/v/t1.0-9/11205515_647877125347344_6212769717411584710_n.jpg?oh=a3cdac3500f5eca6f326c0e1545ecea8&oe=55D1B7F2&__gda__=1440241454_fd12d8fef49cf1346dec362d94fe1c06)
Hoy el SODRE se llama "Servicio Oficial de Difusión, Radiotelevisión y Espectáculos". Su orquesta está diezmada y apenas realiza seis conciertos de temporada sinfónica, sus otros cuerpos estables, salvo el Ballet, agonizan entre el descuido y la indiferencia de todos, y la música clásica es el pariente pobre del rubro "espectáculos". Ese cambio de nombre ya debería haber sido una señal de alarma para la cultura uruguaya (aunque vemos por el reciente brouhaha de otra gran institución nacional, la Biblioteca, que ya nada alarma a la cultura uruguaya). La inocente letra E de SODRE, "espectáculos", fue el caballo de Troya que permitió desvirtuar totalmente la misión de "mejoramiento espiritual de los habitantes del país", dar lugar a murga y circo, y convertir a la espléndida sala Adela Reta en el simple "Auditorio", léase, un común teatro de variedades.
Pero el problema de nomenclatura no acaba ahí, queridos conciudadanos. Parece que por la ley 18.996 de 2012, reglamentada en diciembre de 2014, se crea la "Unidad Ejecutora 024" con el nombre de "Servicio de Comunicación Audiovisual Nacional", que incorpora a Canal 5 (ex TV del SODRE) y también a....¡la radio del SODRE! es decir, de un saque, se elimina del "SODRE" a la "Radiotelevisión" (¡afuera con la pinche letra R!) y nos queda el ¡"SODE"!, a saber: "Servicio Oficial de Difusión y Espectáculos". Pensemos un poco: sin radio ni televisión, ¿de qué "difusión" están hablando? ¡Marche la D! ¡Tengamos un SOE!. Pregunto (sí, a mis conciudadanos, no miren para otro lado) ¿queremos un Servicio Oficial de Espectáculos? ¿O es hora de salvar el patrimonio cultural uruguayo, inclusive la música clásica, y rescatar a una institución que, como cualquier bastardo, ni siquiera sabe qué nombre ponerse?
Alberto Reyes
A la música clásica en Uruguay se le ha querido identificar con la "colonización cultural europea", para contraponerle la música de vanguardia y muy especialmente la música popular uruguaya "militante", identificada con las corrientes políticas de izquierda.. Esta última categoría de música popular claramente favorecida por los últimos gobiernos, ha dado lugar a la aparición de productores de músicos, con considerable peso entre las autoridades culturales. Nada mejor que demonizar la música clásica, para ganarle los espacios que antes le estaban totalmente destinados.
ResponderEliminarEs así que perderemos acceso a las grandes figuras del arte musical como Bach, Mozart, Beethoven etc. que pertenecen a TODO EL M UNDO OCCIDENTAL, como Shakespeare, Cervantes, Dante, Goethe, Goya, Gauguin, Van Gogh, etc.
Esperemos que las nuevas autoridades reviertan este proceso de empobrecimiento cultural que sufrimos. En especial tenemos fe en que el nuevo presidente del SODRE sepa comprender esta alarmante situación de deterioro y tomar a tiempo las medidas para revertirla.
Tras más de nueve años de gobierno del Frente Amplio, las políticas culturales enajenantes, de reproducción continua de productos musicales provenientes de los países autodenominados desarrollados sigue inalterada.
ResponderEliminarEl SODRE en este año se enorgullece en promocionar su nueva temporada de música sinfónica, de ópera, de ballet y de la flamante orquesta juvenil, este último órgano de adiestramiento para perpetuar en los jóvenes intérpretes el camino de repetidores alienados de productos producidos en los centros de poder.
Recorriendo la programación de la OSSODRE, solamente encontramos en el repertorio a tocar, una obra compuesta por un uruguayo, “La isla de los Ceibos” de Fabini, que también goza del enorme privilegio y responsabilidad de ser la única composición latinoamericana. El resto se trata de composiciones de R. Schumann, A. Bruckner, L. van Beethoven y R. Strauss por dos, es decir cuatro compositores pertenecientes a la tradición musical germana, E. Grieg de Finlandia, D. Shostakovich de Rusia y S. Barber de los Estados Unidos. Todas estas obras lógicamente enmarcadas dentro de la postura de detenimiento histórico y museística, nada de ejecutar música que se aleje demasiado de la tradición tonal europea, , nada de ejecutar música de compositores de América Latiana porque según sus criterios deben ser poco valiosos, y tampoco nada de estrenar música.
Acerca de las dos óperas a ejecutarse, “La Bohéme” de Puccini y “Carmen” de Bizet, se llega al idiotismo máximo de re interpretar constantemente, las algo así como cinco o seis óperas europeas famosas que andan en la vuelta año tras año, al igual que lo hace la IMM en el Teatro Solís, que el año pasado nos brindó el lujo de escuchar las famosas óperas juntas de una sola vez, con la novedosa “Il Duce”, obra que saluda alegremente copiar modelos gastados y ajenos.
Por otro lado tenemos a los jóvenes intérpretes de la Orquesta Juvenil, a los que ya se los va preparando para que en el futuro continúen sumisamente el trabajo de sus colegas antecesores, y de paso los utilizan como una beneficiosa propaganda de desarrollo cultural para mostrar allá en el norte, durante sus giras, que no somos indios con arco y flecha, perfilando un repertorio con los mismo vicios que sus mayores.
Y por último tenemos el caballito de batalla del SODRE, el Ballet. Pareciera que un país necesita de un entretenimiento como el que ofrece el BNS, eso capaz nos hace mejor como sociedad o demuestra nuevamente que no estamos tan lejos de ser desarrollados algún día, ahora que tenemos un cuerpo estable que rememora esta gloriosa tradición europea, tan enajenante como absurda es la exposición y posición de su director Julio Bocca.
No debe entenderse que la realización de algunos de estos espectáculos no debiera hacerse, por supuesto que es sano conocer el pasado, pero no con el paroxismo de negarse a espaciar la programación hacia repertorio tanto nacionales y latinoamericanos, así como de estéticas más amplias, superando la homogeneidad absoluta en la que se encuentran los lineamientos de programación. El consumo radical del pasado, y más aún el pasado europeo, no es inocuo y también conspira a favor del detenimiento histórico y el fortalecimiento de los vínculos de dominio cultural que ejerce el norte sobre el sur.
Luego en fin de año veremos los balances económicos positivos de estas políticas conservadoras, como si la cultura se midiera según las ganancias que deja, y nos prepararemos para otras siguientes temporadas de negación cultural, y seguiremos postergando la posibilidad de producir y consumir nuestra cultura uruguaya y latinoamericana. El sometimiento económico y político de los países desarrollados, se basa primeramente en el sometimiento cultural, si no nos creemos capaz de valorar, generar y reproducir lo nuestro, permaneceremos como vasallos.
Agustín Texeira Borja
Esto es la reproducción textual de la nota de Agustín Texeira Borja en https://www.facebook.com/notes/puta-pari%C3%B3-revista-aeba-carajo/sodrecultura-pol%C3%ADticas-culturales-de-negaci%C3%B3n-y-vasallaje/671657296250527
EliminarTal como puntualicé en nuestra página de Facebook (donde la misma nota está publicada), "E. Grieg no era de Finlandia, sino de Noruega; este es un error parecido a que un día leyéramos en un periódico de otro país que Fabini era argentino o paraguayo". Me preocupa que un periodista que escribe acerca de la cultura cometa un error tan garrafal acerca de un compositor, como Edvard Grieg que, por otra parte, pertenceció al movimiento del nacionalismo musical europeo y de Noruega en particular, hecho que es tan conocido como la propia música que compuso.
Otra puntualización que me parece conveniente hacer es que no conviene politizar un problema que, en realidad, es de la cultura universal. Nadie pretende que la música regional sea excluída de la cultura (de hecho el candombe fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2009), pero de lo que aquí se trata es de que no seamos una burbuja en el mundo. No creo que hacer música de Beethoven o cualquiera de los compositores europeos, o incluso norteamericanos sea una "perversión", por la sencilla razón de que el arte no tiene fronteras y jamás debería tenerlas. La música, en particular, es un lenguaje universal. Entonces, mucho cuidado de no someter la cultura uruguaya a otro vasallaje: negar, por principio, a una totalidad cultural y, en cambio, quedarnos nada más que en el regionalismo. Eso sería como que - en la pintura - conociéramos a Blanes o a Torres García y nos dejara de interesar ver los cuadros de Van Gogh, por ejemplo, para no "contaminarnos".
Dicho esto, me gustaría señalar que nada menos que la murga, que tanto nos identifica al parecer como uruguayos, vino en realidad de Europa: tienen un formato similar a las murgas españolas de Tenerife, Islas Canarias y de Las Palmas...
Es claro que las creaciones de los músicos uruguayos dentro del género de la música clásica está relegada en las programaciones de conciertos, y éso debería cambiar. También es claro que el SODRE ha entendido como taquilleros una cantidad impresionante de espectáculos que nada tienen que ver con la música clásica, o sea que esa visión "cultural" se está midiendo por las ganancias. Y ésto también deberá cambiar.