ESTE BLOG FUE CREADO PARA QUE LOS PROFESIONALES URUGUAYOS DEDICADOS A LA MÚSICA CLÁSICA SE INFORMEN, Y TAMBIÉN PARA QUE EXPRESEN OPINIONES E INTERCAMBIEN IDEAS A TRAVÉS DE COMENTARIOS ACERCA DE PROBLEMAS DE ACTUALIDAD QUE AQUÍ SE DESCRIBEN.

SEAN TODOS BIENVENIDOS.

También estamos en Facebook
________________________

ATENCIÓN:
PARA DIRIGIR UN MENSAJE PRIVADO PUEDE HACERLO EN ESTE ENLACE


lunes, 20 de abril de 2015

¿HAY QUE DECIRLE ADIÓS A LA MÚSICA CLÁSICA EN URUGUAY?

Carta abierta a los músicos.



Tanto el posicionamiento de muchos agentes culturales privados, así como las políticas del sector público (gobierno central y municipios), no están orientadas a los ciudadanos sino a los propios realizadores y a los bienes que producen. Padecen, de lo que en términos de marketing se denomina “concentración en el producto”. La mayor parte del dinero público (de todos los ciudadanos), se destina a la producción, a la interpretación y se deja de lado la distribución, la promoción y la propia experiencia de encuentro de los consumidores con los bienes” 

Manuel Esmoris (gestor cultural) “Marketing Cultural- descripción de un caso” - año 2000


El caso se refiere a presentaciones de la Orquesta Filarmónica de Montevideo en 2000, en barrios de Montevideo, con Las Cuatro Estaciones de Vivaldi. Es decir, hace más de catorce años, y tuvo gran éxito de público por haber cumplido con las normas de marketing cultural citadas arriba. El costo fue de tan sólo alrededor de cuatro mil dólares – lo que vino a demostrar que producir espectáculos de música clásica no es algo terriblemente oneroso como a veces se pretende. Y aquello nos deja una lección para aprender: Nunca se debe caer en aquello de “lo que al pueblo” le gusta escuchar, desestimando de manera subliminal y prejuiciosa la capacidad para apreciar las altas manifestaciones del arte. Parecería que todo depende de las oportunidades y, a la vez, de hacer un buen marketing.

A propósito de aquellas actuaciones de la Filarmónica recuerdo todavía haber visto en TV una entrevista donde se contaba algo ocurrido en una ciudad del interior, durante una gira de la misma orquesta y con el mismo programa. Cuando terminó el concierto el público aplaudía entuasiastamente pidiendo “¡otraaa...! Decicieron entonces hacer algo fuera de programa, y, como era una ciudad del interior, tocaron un tango. El público volvió a aplaudir a rabiar y la orquesta hizo otro tango. Y el público siguió aplaudiendo sin parar. La orquesta no tenia preparado nada más para ofrecer fuera de programa, así que tuvieron que preguntarle al público qué querían escuchar. A gritos el público pidió: “¡¡¡Vivaldi, Vivaldi!!!”

Esto iría totalmente en contra de lo que opinaba el actual presidente del SODRE en una entrevista reciente en CX26 Radio Uruguay:

     “...digamos que la gente común, que viaja en ómnibus, que ésa gente entienda que estos espectáculos también son para él, que el tipo que le encanta la murga le guste venir al Sodre porque en realidad cuando uno ve algunos coros de ópera se da cuenta que... ¡si estará relacionado!...El gran desafío es que la gente haga suyo el Sodre, que no es de una élite, no debiera serlo, el Sodre es del pueblo.”

Es claro que el SODRE es y debe ser del pueblo.¿Pero cuál sería la “élite”? Es un problema serio creer que a la gente que viaja en ómnibus necesariamente le gusta la murga y el resto pertenece a una especie de clase social aparte... Digo la murga o cualquier otro género que no sea la música clásica.

¡Cuidado!

Creo que debemos estar alertas a un fenómeno que se viene. Y al respecto quiero contar una experiencia que tuve en Brasil hace varios años, en 1984. Estando en Porto Alegre fui invitado a un concierto de la OSPA (Orquesta Sinfónica de Porto Alegre) y al llegar vi que frente a la puerta de acceso al teatro había una multitud de jóvenes protestando y armando alboroto. ¿Qué era aquello? Pues era que el teatro estaba lleno y ellos se habían quedado afuera. Y exigían entrar. Como nadie se iba de allí, se decidió que la OSPA repetiría la actuación no bien concluyera la primera. Y así fue como aquella multitud de jóvenes, de entre 15 a 20 años más o menos, pudo entrar y disfrutar el concierto. Pero hoy, en 2015, la mayoría de los brasileños no pueden creer que algo así haya sucedido y les parece mentira. ¿Que fue lo que pasó durante 30 años siguientes por allá?

A la música clásica se la considera un "patrimonio europeo" y no un patrimonio universal. Una cantidad respetable de gente de mediana cultura jamás asistió a un concierto de música clásica y nunca escuchó una orquesta sinfónica ni siquiera en una grabación. Eso sí: todo el mundo está al día en samba, rock, funk, rap, etc., y eso es "música brasileira" porque está hecha por músicos brasileños. ¿Qué viene haciendo el Ministerio de Cultura de Brasil frente a ese fenómeno? Pues lo apoya. Y no son pocos quienes creen que tal es el mayor orgullo de un patrimonio nacional que define la IDENTIDAD de un país, y se comparte a Villa-Lobos con funk carioca en un mismo espectáculo en pro de la "diversidad cultural". Quiero aclarar, sin embargo, que el fenómeno no abarca al 100% del público, pero... todo sigue igual avanzando con la fuerza de la famosa "identidad". Y hoy, si se le pregunta a un joven quién fue Beethoven (digo exactamente eso) no es raro que diga que no sabe y hasta que pregunte si es alguna nueva banda.

¿Es posible que Uruguay vaya por el mismo camino? Si así fuese, quizá dentro de algunos años más haya mayoría de jóvenes uruguayos que pregunten si Mozart es una banda de rock nueva o si Broqua es el nombre de alguna murga para el próximo carnaval.

¿Qué es lo realmente importante?

Es defender la música clásica en Uruguay. Hay algo de mucho más peso que el solo hecho de hacer una crítica dirigida hacia lo que el SODRE está haciendo, o lo que no hace. No olvidemos que hay otra sala importante que cuenta con una igualmente importante orquesta sinfónica: el emblemático Teatro Solís y la Orquesta Filarmónica de Montevideo - que, curiosamente, últimamente ha seguido en parte las mismas tendencias de repertorio que el SODRE. Asimismo, recordemos que en el interior del país hay buenos teatros que han sido remodelados y que - digámoslo así - están “esperando” a que se hagan más conciertos y recitales de música clásica.

Teatro Florencio Sánchez de Paysabdú
Claro que ustedes se preguntarán cómo sensibilizar a quienes organizan los espectáculos en todas esas salas, y hacer que se interesen en serio por multiplicar los conciertos. La respuesta fácil es paradógica: parecería que el público está, que aún hay tiempo para que los conciertos no sean a salas casi vacías, pero los músicos no tienen cómo hacer oír sus voces a falta de reconocimiento oficial y de oportunidades para que el público les escuche. La verdadera pregunta es otra: ¿Por qué motivo hay responsables de la cultura del pueblo que se comportan tal como lo hacen?


Sin artistas no hay arte, y sin músicos no hay música.
Justamente en esta obviedad, justo aquí, está el punto: no hay forma más efectiva de liquidar para siempre una expresión cultural que quitarle toda oportunidad de acceso al público. Y – nadie lo puede negar – esto termina afectando a toda la infraestructura económica que vive alrededor de ese sector de la cultura, hasta que, por fin, se termina diciendo: “- Dedícate a eso, si te quieres morir de hambre”.

Mientras tanto, el público irá comprendiendo cada vez menos en qué consiste esa expresión de la cultura hasta que, finalmente, pasará a ser algo histórico muerto en tiempo presente. No habrá más público. Y hay que reconocer que en Uruguay se ha venido haciendo todo lo posible para que esto ocurra con los profesionales de la música clásica, sean intérpretes o compositores. Desde el SODRE y el propio Ministerio de Educación y Cultura, en cuanto a dosificar mejor la índole de los espectáculos musicales que se organizan, hasta los medios de difusión que relegan la música clásica a la mínima expresión posible.

Los responsables de cuidar la cultura del pueblo parecerían motivados por la idea de permitir que se destruya sistemáticamente una expresión cultural de las más importantes del mundo, para sustituirla por otra que ellos piensan que definiría la “identidad uruguaya”. Esto es difícil de digerir, porque todo cuanto aquí se ha relatado indica que habría gran cantidad de uruguayos que disfrutarían de la música clásica, pero a cada año que transcurre se les proporciona de manera cada vez más sistemáticamente limitada.

Para quienes lo ignoren, o lo hayan quizá olvidado, allá por la década de los años 50 era común que las emisoras privadas de radio transmitieran música clásica en horarios de alta audiencia. Incluso habrá quien pueda saber de la famosa audición de ópera de Barret Puig Lanza en CX32 a las 10 de la noche, de dos horas de duración con una enorme audiencia de fans del género. Hoy, en cambio – y esto viene ocurriendo en muchos países y no sólo en Uruguay –, todo aquello desapareció y los medios privados de radiodifusión y TV transmiten música clásica (cuando lo hacen) en momentos acertadísimamente definidos por Les Luthiers: “En el horario cultural de las tres de la mañana”.

Más allá de la sátira y la nostalgia.
Hay un ilusionismo que resulta de un error de marketing que arranca desde que la sala Adela Reta fuera inaugurada. Y es un error que parecería ser el ejemplo a seguir en vez de detenerse a pensar. Poco antes de iniciarse la "temporada" 2015 del SODRE, Ariel Cazes comentaba durante una charla con Montevideo Portal:

      “En los primeros conciertos que hicimos aquí en el Auditorio, una sala gigante de casi 2000 espectadores, uno miraba a la platea y veía 300 cabezas nevadas en el medio. Ahí empezó un trabajo de difusión y la gente de a poco se fue adueñando del espacio y hoy el Sodre es lo que es”. “También el haber abierto el abanico, dejar de ser una casa dedicada exclusivamente a las artes clásicas,, hizo que otro público se fuera incorporando.”

u
Es verdad, otro público se fue incorporando y hoy el Sodre es lo que es. ¿Pero no era que había que crear “nuevos públicos” para la música clásica? Tantas veces lo escuchamos decir, y ahora resulta que... Pues caramba, ¡si hay nada más que 300 ancianos en la platea, lo que hay ahí es un error garrafal de marketing! Sólo éso. Y el origen está en haber perdido el rumbo hacia los objetivos que motivaron la propia creación de la entidad. Es la consecuencia obvia, y los hechos lo demuestran, de querer sumarse a la corriente de lo que ya tiene público, pero no lo tiene gracias al SODRE sino a otros medios de difusión. Vaya una manera de hacer cultura.

¿Qué hacer?
He aquí un espacio que estoy abriendo en este blog para que ustedes se expresen y propongan ideas, pues éstas pueden ser el punto de partida para una acción organizada.

Primero que nada habrá que reconocer (aunque cueste) que no se puede ni imaginar una colaboración de parte de quienes están convencidos de estar siguiendo el camino acertado. Tampoco se puede idealizar un 100% de adhesión del público, porque eso no lo consigue ni siquiera la mejor campaña publicitaria imaginable para cualquier producto que sea.

Mi propuesta – reconozco que es audaz – es la siguiente. Habría que instituir una entidad privada que cuente con su propia sala de espectáculos (para no depender de fechas "disponibles" de otras salas al organizar temporadas) con recursos tecnológicos, salas de ensayos y estudio de grabación, biblioteca, discoteca y estructura educativa para crear nuevos públicos, todo ello en la forma de una Sociedad Anónima donde los propios músicos puedan ser también accionistas y participar del lucro. Si esta idea pudiera, quizá, parecer irrealizable para la situación actual del país, me permitiré ir al pasado remoto de la historia uruguaya. En 1840 se creó una Sociedad con 156 accionistas para construir un teatro en Montevideo que, por aquel entonces, contaba con 40.000 habitantes, y Uruguay atravesaba una guerra civil que duró desde 1838 hasta 1851. Pues de aquella iniciativa, y en aquel difícil entorno, nació nada menos que el Teatro Solís.

Hoy no hay ninguna guerra, Montevideo tiene alrededor de un millón y medio de habitantes y el país más de tres millones. ¿Sería imposible? Depende. Depende de contactos que se puedan establecer con uruguayos que quieran, y puedan, hacer inversiones importantes en la cultura. Depende, también, de la suma de pequeños accionistas que, ¿por qué no?, podrían ser músicos. 

Pero depende también de algo más: la unión de los profesionales de la música clásica – estén o no en el país – para materializar un propósito en común. La ventaja sería terminar con la lucha por obtener la voluntad política cuando nadie quiere escuchar.

Ustedes tienen la palabra.

GBZ

10 comentarios:

  1. me gustaria poder formar parte de este proyecto, soy musico y guitarrista, y mi sueño seria ser cada vez mas musico y poder hacer que Uruguay siga viviendo la musica clasica, con esta propuesta se puede realizar el sueño que tengo, cuentan conmigo para este proyecto.
    Atentamente: Mauro Fernandez Dejhizian

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimado Mauro. Parecería una incongruencia responder después de tanto tiempo, pero no lo por la sencilla razón de los resultados evidentes. Es decir, lo que en este artículo de propone nunca tuvo respuestas efectivas para llevar adelante una idea tan ambiciosa. A estas fechas, es muy probable que el país esté incapacitado para proyectos de gran magnitud en la cultura musical.
      Un gran abrazo y... gracias por la intención.

      Eliminar
  2. habría que preguntarse, por qué la gente asiste al ballet y a los conciertos, aparentemente no? como bien dijiste, es un tema de marketing. Julio Bocca vende, pero la OSSODRE, no cuenta con director estable, es más el coro, solo tiene una ópera y dos conciertos, de los cuales uno solo es con la OSSODRE, porque el otro es con la Orquesta Juvenil.
    Me llama la atención el comentario entre comillas del Director Artístico, porque esas son las mismas palabras que dijo Marcelo Lombardero el año pasado con su polémica puesta de Carmen.
    Sistemáticamente se ha suprimido el llamado a concurso para llenar vacantes en los Cuerpos Estables, con un fin, de dejarlos extinguir y pasarlos a la órbita privada.
    Poniéndolo en números, si un cantante canta una ópera y dos conciertos al año, se acabarían los cantantes profesionales de este país. Lo mismo sucede con los instrumentistas
    Primero hay que tener artistas con estabilidad laboral, después, deberían elegir Directores Artísticos capaces de hacer una programación adecuada para el Instituto y el Director del Teatro, debería tener en cuenta, los cuerpos estables que cuenta el organismo, y en los tiempos que sobren, de una programación bien hecha, disponer la sala para otros espectáculos. De esta manera, la precariedad en que son contratados estos artistas, muchas veces en negro, cobrando fuera de fecha y demás, están alejando a los artistas jóvenes, porque nadie sabe, una vez que entra en estas situaciones irregulares, cuándo percibirán sus haberes, que a veces han demorado 18 meses en pagar, teniendo que poner de sus bolsillos para asistir, habiendo dado audiciones y demás, para integrar estos cuerpos estables.
    Resulta que los que esperaron 40 años por volver a una casa que consideraron propia, porque han dejado su sangre allí, son poco menos que extraños, donde cuando hay algún artista en el segundo piso, con algo de fama, se prohíbe a los funcionarios circular con normalidad, porque este artista, pone seguridad, de forma tal que los artistas que se suponen están en su casa, ni siquiera pueden usar el baño del piso, porque éste invitado, los considera un "riesgo".
    No creo que sea privatizando nada, solo hay que usar con buen tino, los dineros que se destinan y tal vez, en lugar de hacer superproducciones de una sóla òpera al año, podrían hacerse algunas más chicas, con participación de artistas locales, en lugar de gastar tanto dinero en traer los de fuera, que muchas veces, no llegan al nivel de los que aquí se encuentran.
    Sé que traerlos es marketing, yo propondría elencos nacionales y elencos internacionales, con diferentes precios, para que mucha gente acceda, total, a los de acá, les pagan bastante menos que a los de fuera y se han traido algunos especímenes, que dieron pavor, además, si se paga menos por un artista nacional, es justo que se cobre menos la entrada al público... en cualquiera de las salas, SODRE, o Solis.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El comentario del Director Artístico está documentado como tal en la entrevista citada en el artículo. Parecería que hay un cierto eslógan aprendido de memora.

      Eliminar
    2. La entrevista al Sr. Cazes donde él declara esto está en http://www.montevideo.com.uy/auc.aspx?262157,1,1149

      Eliminar
  3. Considero que uno de los problemas radica en la formación de público joven, lamentablemente, desde hace años se ha sacado de los programas de Educación Secundaria la música clásica (yo le llamaría música académica, ya que "el clasicismo " es una parte de la Historia de la Música) En Secundaria ya no se enseña quien fue Beethoven o Mozart o Vivaldi o Leguetti ni se hacen audiciones de sus obras. Muy bueno el blog.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu apreciación del blog. Respecto al calificativo de la música "clásica" parece que nos cruzamos en el pensamiento, porque a causa de que el asunto ha tomado cierta efervescencia en estos días (quién sabe por qué) termino de publicar un artículo sobre eso mismo en este otro sitio:
      http://musicaclasica-2.blogspot.com/2015/04/cual-es-la-musica-clasica.html
      ¡Saludos!

      Eliminar
  4. Para los que se manejan en inglés, recomiendo la conferencia de Alan Gilbert en Londres, ante la Royal Philharmonic Society. Gran lucidez e imaginación sobre el papel de una orquesta hoy. Saludos

    http://royalphilharmonicsociety.org.uk/images/uploads/RPS_Lecture_2015_-_Alan_Gilbert.pdf

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los puntos de vista de Gilbert son interesantes e imaginativos, a la vez que reflejan también las dificultades con que las orquestas buscan nuevos paradigmas que les permitan recuperar el "status" público que tuvieron en épocas pasadas. La Internet como recurso es una de las herramientas que las orquestas vienen ya manejando y hasta existen cursos on line dirigidos a los interesados en el marketing a través de las redes sociales, sitios web y otros medios capaces de llevar la música clásica hasta el gran público más allá de las salas de conciertos. Nadie puede en realidad discutir que para que la música clásica sea competitiva (digámoslo así) hay que ser muy imaginativo, quizá tanto o aún más que los "competidores"...
      De todas maneras me gustaría comentar que en ocasiones se exceden ciertos límites que no habría que olvidar. Para decirlo brevemente, nunca se puede abandonar la idea de que la música se debe apreciar por sí misma, mucho más allá de los atractivos complementarios que el espectáculo pueda tener. Claro está, esto envuelve una cuestión educativa.
      Tampoco hay que perder de vista que una audición en vivo le permite a los oyentes una experiencia auditiva que de ninguna manera se puede comparar con lo que se escucha hasta con los mejores equipos de alta fidelidad.
      Entonces, si bien una cosa no impide necesariamente la otra, y si bien Internet es una herramienta poderosa de divulgación para que hayan conciertos a "sala llena" de millones de personas asistiendo a un concierto en vivo... estamos frente a un hecho emocionante, ciertamente, capaz de hacer conocer a muchos la música clásica - y que quienes ya la conocían la disfruten desde cualquier parte del mundo en donde se encuentren - pero eso puede (me atrevería a decir que no debe) conducir en última instancia a que las orquestas den los conciertos en salas casi vacías de público presente.
      Sin duda estamos ante el desafío de un cambio de paradigma, y ese desafío tiene que ser resuelto con mucha inteligencia.
      Un saludo y de nuevo gracias por el aporte.

      Eliminar