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lunes, 7 de diciembre de 2015

El problema no es de sencilla explicación.

En febrero de 2015 se presentó en Beijing la ópera "El Caballero de la Rosa". Según consignan las críticas el éxito superó al de las óperas del repertorio tradicional. Esto nos merece varias reflexiones. 


Las llamadas óperas tradicionales, sea belcantistas, veristas, etc. generalmente apelan a sentimientos no diría universales, pero son permeables a diferentes culturas. La ópera de Richard Strauss parece lo más alejado de eso que se indefine como "identidad nacional", en este caso referida a la cultura china. China, país de sistema político comunista y economía heterodoxamente capitalista, parece haber entendido que luego del desastre de la llamada "revolución cultural", debía revertir su atraso, precisamente cultural. Y no solo China, sino otros países de Oriente comenzaron a mirar a Occidente y hoy es fácil advertir la presencia de músicos de esas procedencias, sea en orquestas, sea en óperas, recitales y conciertos. En otras palabras, parece que han entendido que la palabra "inclusión" tiene un sentido más vasto que apelar al nacionalismo cultural. Mientras tanto, aquí en Uruguay se ha desvalorizado la música clásica a un punto tal que solo una reacción fuerte de quienes desde diferentes ámbitos deben cumplir con el lema de "sean los orientales tan ilustrados....." (ya sabemos como sigue) podrá al menos alertar sobre esta penosa situación. En el panorama de la música clásica esa premisa artiguista no se cumple. Se ha optado por apoyar un nacionalismo mediocre y en todo caso más comercial que cultural. La perla de estas irracionalidades será sin duda el Concierto de salsa y lo que venga en el Auditorio Nacional con la Orquesta Juvenil. Los grandes compositores uruguayos de ayer y de hoy siguen en el olvido, al igual que los artistas de música clásica, al punto que una pianista ha sentido ser "una especie en extinción".

Es el momento de reaccionar.

En la edición de mayo de 2015 de la revista ÓPERA ACTUAL se lee la "corta historia del NPCA (Centre for the Performing Arts") ya suma 36 nuevas producciones de ópera occidental, teniendo como objetivo llegar a la meta de las 50 en 2017". Teniendo en cuenta los tiempos chinos es muy posible que se llegue a esa meta.

Es incomparable la demografía china con la uruguaya. Pero el punto es otro. En China parecen haber comprendido el error de la Revolución Cultural de los años 60 y han entendido que la música es un arte universal y que las lamentables políticas nacionalista populistas (que no es lo mismo que nacionalistas) implican un retroceso cultural.

Nadie en su sano juicio puede trasladar la experiencia china a la uruguaya, pero se debe aprender que el empobrecimiento cultural es irreversible. Daña a generaciones, las priva de futuro. Creer que la música clásica es aburrida es propio de gestores que solo piensan en la mercancía y no en la perspectiva de una sociedad que merece los mejores productos culturales.


Y aquí una pausa. Más allá de las responsabilidades gubernamentales, estimo que se ha enquistado en la sociedad la idea de que se puede prescindir de los bienes culturales, o bien, que cuando hablamos de ellos los enfocamos en un sentido de exclusión. Valga la paradoja, para incluir hay que excluir. Murga vs. Misa en Si de Bach.

Decía que el problema no es de sencilla explicación. El Estudio Auditorio se incendió en 1971. En 1985 se inició la etapa de reconstrucción. Luego, cinco años sin obra, luego cinco años en que algo se hizo, luego, otros cinco con la obra detenida. Recién en 2009 se pudo inaugurar el Auditorio Nacional.
Pero un teatro no es solo un edificio, es también un alma, un ansia de mejora, una exigencia de calidad, debe ser un espacio de convivencia y ello ya implica la idea de inclusión. De inclusión al rigor y no a las baratijas que nos aportan los gestores. Pobre el país en el que los gestores culturales abundan en detrimento de los hacedores de cultura.  Solo pido que pasen los ojos por la web de la NPCA de China para ver cómo encara un país de signo socialista su programaciónhttp://www.chncpa.org/ens/

Y podemos incluir páginas web no ya de Nueva York o de París, sino de nuestros vecinos latinomericanos, como por ejemplo el Teatro Colón de Buenos Aires, o el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, entre otros, quienes no han tenido que pedir perdón por tener orquestas que toquen Beethoven y otros más antiguos y modernos, así como a sus compositores. Es probable que también en esos países haya problemas, pero estos nos enseñan a no cometer errores.

Jorge González Bouzas

2 comentarios:

  1. Sin compartir, en varios aspectos, las posiciones de González Bouzas, sí creo que él expresa una preocupación muy legítima, o varias. A saber: el populismo barato y a la vez, el snobismo de ciertos intelectuales, que juntos, llevan por muy mal camino al Sodre, a la Dirección de Cultura de la Intendencia y al MEC. El mamarracho salsero del Sodre es una cuenta más en el largo rosario de errores garrafales en materia de políticas culturales. Lo que tiene de bueno, es que rompe los ojos, y los oídos.
    No estoy de acuerdo con González Bouzas en una cosa muy básica: contrariamente a lo que él afirma, la música NO es un lenguaje universal. La música, las músicas son una construcción humana, y si la persona no tiene la información para decodificar lo que está escuchando, sencillamente no puede hacerlo. La afirmación de que la música es un lenguaje universal, noramalmente hecha con los ojos en blanco y al borde de la emoción, es un concepto eurocentrista que normalmente quiere decir: LA MUSICA CLASICA OCCIDENTAL ES UN LENGUAJE UNIVERSAL, BEETHOVEN Y OTROS COMO EL SON UNIVERSALES. Pero esas cosas podemos discutirlas civilizadamente, con matices y diferencias, tenemos que dar la pelea para seguir teniendo un Sodre, una Comedia Nacional, para que los groseros populistas y los intelectuales snobs no terminen de unirse a la TV y los medios en la tinellización de nuestra sociedad.

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    1. Estimado Elbio.
      En mi idea de la música como lenguaje universal no me refería solamente a una determinada construcción humana, en este caso, eurocntrista, me refería a la música como expresión artística en sus variopintas manifestaciones.
      Estar de acuerdo en dar pelea para seguir teniendo un Sodre enriquecido, La recordada Beatriz Lockhart hablaba de música rigurosa, para eludir otras calificaciones.

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